Extra 03.
—¿Por qué hay más fotos de Jia? —preguntó Haejoon, hojeando el álbum familiar.
Jimin se levantó del sofá y caminó hacia el mueble que tenían en la sala de estar, buscó entre los libros que tenían en casa y cuando encontró lo que estaba buscando, sonrió.
—Tenemos álbumes de cada uno —respondió el omega, llegando hasta su hijo. Le tendió el álbum que había buscado—. Son demasiadas fotografías para ponerlas en uno solo, así que compramos tres.
Haejoon lo tomó entre sus manos y lo hojeó delicadamente, eran fotos suyas. Fotos que sus padres habían hecho en varios momentos. Algunas ni siquiera las recordaba.
Y era maravilloso verse a sí mismo de niño en medio de sus padres, era gracioso ver a sus hermanas haciendo muecas en las fotos familiares. Haejoon era un omega muy sentimental, Jungkook decía que estaba bien mientras nadie lo lastimara, porque entonces tendría que intervenir. Casi se pone a llorar cuando observó a su madre cargándolo a él y a Hyuri en el hospital, o al ver la foto de su padre besando su cabello negro.
Habían algunas más de los viajes a los que habían ido juntos. Realmente no alardeaba mucho con eso, pero viajaban seguido y el último viaje que tuvieron fue hace unos meses.
Ellos visitaron Grecia, más específicamente Santorini por el cumpleaños de su padre y antes de eso, visitaron Quebec en diciembre por el cumpleaños de su mamá y por navidad.
Y sí, Jimin aprovechó su profesión para llenar los álbumes familiares con cada año que pasaba.
—Mira esta, Haejoon —lo llamó—. Hyuri y tú estaban en mi vientre.
—Estoy seguro que Hyu fue quien dio más problemas —habló seguro el más pequeño. Jimin se acercó más hasta que pellizcó su nariz cariñosamente.
—Puedo apostar que sí —los dos omegas rieron juntos antes de que escucharan la puerta abrirse y guardaran silencio, el omega de Jimin brincó cuando lo sintió llegar.
—¡Amor, llegamos! —escuchó a Jungkook.
—¡Estamos en la sala! —gritó de la misma manera.
Ambos escucharon los pasos acercarse hasta que vieron a Jungkook llegar, seguido de Hyuri y su hija mayor.
La alfa se abalanzó hasta él y Jimin la abrazó de vuelta, importándole muy poco el sudor y la suciedad de su cachorra. Supo que todo iba bien al notar su enorme sonrisa.
—¿Cómo te fue? —preguntó su madre, Hyu soltó un sonido de emoción.
—La entrenadora dice que soy de las más rápidas y en unas semanas estaré corriendo mucho más rápido —Hyuri lo abrazó con más fuerza —. ¡Mamá, voy a estar en la competencia!
Jimin miró a su alfa, quien miraba a su hija orgulloso. El omega acarició su cabello suave.
—Eso es genial, Hyu —besó su mejilla—. Estoy muy orgulloso de ti y también estoy emocionado por verte en la carrera —el rubio chocó su palma con ella y luego se separó—. Ahora, ve a bañarte porque apestas.
La alfa se quejó y se separó a regañadientes después de secarse el sudor de la frente con la camisa de su madre.
Hace algún tiempo, Hyuri empezó a desarrollar un interés en el atletismo. Ella habló con sus padres sobre querer practicarlo y ellos se mostraron de acuerdo ante la petición.
Así que Jungkook la ayudó a entrenar todas las mañanas, al mismo tiempo que él lo hacía también porque quería seguir manteniendo la misma figura, aunque su omega dijera que él lo amaría de cualquier forma.
Así que Hyu salía acompañada por su padre todas las mañanas y corrían durante un tiempo por el vecindario. Jungkook la animaba cada vez más y le recordaba lo orgulloso que estaba de ella, aunque sea por los pequeños avances.
Jimin se encargó de hablar con la entrenadora de su escuela, ella aceptó incluir a Hyuri al equipo de atletismo después de que confirmara ser apta. Por supuesto que lo fue, era una alfa muy rápida y tenía mucha fuerza a pesar de tener quince años.
Fueron buenos meses, porque se apoyaban entre ellos cada vez que alguien lograba algo. Sus hermanos la felicitaron cuando logró entrar y festejaron en casa.
Como cuando Jia lloró al recibir la carta donde le decían que fue aceptada en la universidad que quería, o cuando Haejoon llegó emocionado y enseñó sus exámenes aprobados para los que tanto estudió.
Incluso cuando Jungkook logró hacer spaghetti sin que quedara crudo. Pequeños logros que los hacían sonreír.
Cuando Hyuri se alejó para ir a su habitación a tomar una ducha, el alfa aprovechó para acercarse a su esposo. Jungkook por fin pudo sostener a su omega entre sus brazos. Lo besó castamente en forma de saludo y luego bajó su rostro hasta poder olfatear el aroma a coco y almendras.
—Te extrañé, Jimin.
—Alfa, solo fuiste al supermercado —Park sonrió cuando el aliento de su esposo le hizo cosquillas en su cuello—. No tardaste nada.
—Es mucho tiempo sin ti —habló amortiguado—. No me gusta cuando no estás cerca.
—Seguimos aquí —Jimin abrió los ojos cuando la voz de Jia se escuchó en la sala de estar y trató de separar a Jungkook de su cuello, pero el alfa parecía estar muy ocupado besando la marca.
El omega carraspeó y palmeó el hombro de Jeon para que se separara, el mayor bufó, pero obedeció y se quedó a un lado de Jimin en el sofá, observó a Haejoon revisando un álbum de fotografías.
—¿Qué haces, cachorro? —cuestionó su padre. El pequeño omega lo miró con los ojos iguales a los de él, un poco brillosos.
—Mamá dijo que todos tenemos nuestro propio álbum, así que me aseguro de que estas fotografías no me avergüencen en el futuro.
Jungkook arqueó la ceja sin entender.
—¿A qué te refieres? Son las mejores fotografías que podrías tener.
Haejoon miró rápidamente a su madre en busca de ayuda y cuando el alfa estaba por preguntar, Jimin lo interrumpió.
—¿Cómo les fue en el supermercado? —preguntó el rubio.
—Todo bien —se apresuró a decir Jungkook. El omega entrecerró los ojos.
—Papá casi se pelea con una señora porque nos quitó nuestro carrito —mencionó Jia en un tono calmado.
Jimin parpadeó y luego frunció el ceño buscando una explicación, su alfa lo miró y sonrió negando la cabeza.
—No... ella está jugando —exclamó dándole una mirada de advertencia a su hija mayor—. No fue eso lo que pasó, tuvimos una conversación decente.
—Papá...
—Está bien —Jungkook levantó las manos en señal de rendición—. Tuvimos una discusión porque esa mujer se llevó nuestro carrito de compras y yo le dije amablemente que me lo regresara, claro que no aceptó y tuve que... tomarlo.
—Se lo quitó a la fuerza —Jungkook la miró mal.
—Oh Dios —Jimin se llevó las manos al rostro—. Ni siquiera pueden ir al supermercado de manera normal, siempre tengo que hacer las cosas yo.
Jia y Jungkook se miraron espantados porque definitivamente no querían hacer enojar a Jimin. Porque entonces eso significaría una clara señal de peligro, y si Jimin se enojaba, todos en la casa lo hacían.
La omega se acercó hasta su madre, abrazándolo.
—¿Nos perdonas, mamá? —preguntó, subiéndose al regazo de su madre como si fuera todavía una niña pequeña.
—No pelearemos en el supermercado nunca más, omega —Jungkook se acercó hasta ellos, pasando un brazo por los hombros de Jimin y con su otra mano, acarició la espalda de su hija mayor.
Y él estaba encantado con que sus hijos fueran demasiado amorosos con ellos, más con su madre. Jimin estaba bien con los constantes abrazos y besos en las mejillas que recibía.
En parte, Jungkook había interferido en eso. Prácticamente sus hijos heredaron la misma devoción que el alfa sentía por su esposo. Así que sus hijos generaron el mismo sentimiento de respeto y admiración por su madre.
Jimin era tratado por sus hijos y su alfa como merecía ser tratado.
✧✦✧
Se encontraba inmerso en su lectura, sentado en el patio trasero de la casa hasta que escuchó pasos acercarse y él ya sabía quien era antes de voltear.
—Jim, ¿sabes dónde está papá? —el omega despegó la vista de su libro y miró con una ceja arqueada a su hijo—. Quiero decir, mamá.
Eso pareció agradarle más porque relajó su gesto y sonrió.
—Está trabajando en nuestra habitación —Jimin volvió a agachar su cabeza—. ¿Ya hablaste con él? —preguntó sin mirarlo.
—Me he decidido, lo haré ahora —dijo firme. El omega mayor abrió los ojos.
—¿Te refieres a... justo ahora? —Haejoon asintió tímido y él se levantó de su lugar para tomarlo de los hombros—. Estoy muy orgulloso de quien eres, bebé. Eres un gran omega, uno muy valiente.
El más pequeño se sonrojó ante las palabras dichas y se escondió en el pecho de su madre, regocijándose feliz por sentirse amado y apoyado.
—¿Puedes venir conmigo? Me siento mejor cuando tú estás.
—Seguro, pero debes saber que puedes hablar con tu padre sin que esté yo ahí. Él te ha demostrado lo mucho que te ama. Sin embargo, si mi presencia te hace sentir más seguro, entonces ahí estaré.
Jimin besó su nariz como lo hacía cuando era un niño y lo abrazó por los hombros para adentrarse a la casa. Esperaba que su aroma tranquilizara a su hijo, quien se encontraba algo tenso y asustado.
Acarició su mejilla cuando estuvieron frente a la puerta antes de abrirla. Jimin entró primero, observó a su esposo trabajando en el escritorio que tenían. Haejoon entró detrás.
—Jungkook —llamó el menor. El nombrado lo miró, quitándose los lentes.
—Omega —el alfa miró detrás—. Hola, cachorro.
Haejoon suspiró antes de salir detrás de su madre y caminar hasta Jungkook. Su padre lo miró confundido y olfateó el aire, notando el nerviosismo de su hijo.
—¿Qué sucede? —preguntó preocupado.
El omega más pequeño miró a Jimin, quien asintió con la cabeza, invitándolo a seguir, antes de mirar a su padre de nuevo.
—¿Recuerdas lo que hablamos hace unas semanas? Sobre...
—Sobre compartir el mismo gusto por los omegas —dijo su padre. Haejoon asintió más tranquilo porque Jungkook siempre hacía que hablar con él fuera más sencillo—. ¿Qué pasa con eso?
Jimin aprovechó para caminar hasta su alfa y sentarse en su regazo, Jungkook abrazó su cintura. Ambos miraron a su hijo.
—Bueno, yo... estoysaliendoconalguien —murmuró entre dientes. Su padre lo miró confundido.
—Joon, no logro entenderte, dilo de nuevo.
—Yo... estoy saliendo con alguien.
Los tres se quedaron callados después de la confesión, aunque Jimin no estaba demasiado sorprendido porque eso ya lo sabía. Su hijo se lo dijo justo después de que admitiera que no sentía ninguna atracción hacia los alfas, al principio se mostró indignado porque no se lo había dicho antes, después se alegró por él.
—¿Estás saliendo con alguien? —su padre soltó un gruñido involuntario que hizo al omega más pequeño tensarse.
Jimin golpeó el hombro de su alfa.
—No gruñas frente a mis hijos —reclamó severo. Jungkook pasó saliva.
—Sí, lo siento —el pelinegro acarició su cadera—. No lo haré. Haejoon, lo siento por eso... entonces, ¿estás saliendo con alguien? —su hijo asintió indeciso—. ¿Hace cuánto?
—Hace unos meses —declaró—. Sé que debí decírselos mucho antes, pero no sabía cómo y tampoco quería que se molestaran conmigo. Estoy feliz con esto y me gustaría que también estuvieran felices por mí.
Ambos se tensaron cuando Jimin comenzó a llorar, se miraron asustados.
—Mamá, ¿qué ocurre? —el adolescente se acercó más a ellos, Jungkook aprovechó para sentarlo en su regazo igual que Jimin, abrazándolos a ambos.
—Creo que tu madre está un poco sentimental —sonrió el alfa—. Pero ambos estamos muy felices por ti y si esto es algo que quieres, entonces nadie puede decirte que está mal. Pero quiero que sepas algo, hijo. No mucha gente piensa igual que nosotros, no todos creen que está bien y no podemos cambiar sus ideas. Pero nosotros somos tus padres y por esa razón te amamos de cualquier forma.
El más pequeño lo abrazó, sollozando en el hombro de su padre. Sintió las caricias de su mamá en su cabello.
—Estamos orgullosos de ti, cachorro —murmuró Jimin—. Pero seguimos pensando que eres todavía muy pequeño para saber de novios o novias.
Eso los hizo reír. Haejoon sorbió por la nariz y se limpió los ojos.
—Quiero que lo conozcan —mencionó contento.
—Que venga el sábado por la noche a cenar, ya está invitado —respondió el rubio.
—Bien, prepararé las armas —Jungkook apretó los labios. Haejoon rodó los ojos.
—Papá, creo que ni siquiera sabes usar una.
Eso indignó al alfa, quien miró a su hijo con el ceño fruncido.
—Por supuesto que sé. Y si no, aprenderé con ese omega desconocido.
—¡Haejoon tiene novio! —Jia llegó corriendo con su hermana menor, la alfa se quitó sus auriculares.
—¿Qué? —preguntó sorprendida—. ¿Por qué no nos ha dicho nada? ¿Quién te lo dijo a ti?
—Lo escuché, estaba pasando por la habitación de nuestros padres y lo oí —la omega se hizo la despistada, encogiendo los hombros. Eso hizo que Hyuri entrecerrara los ojos.
La alfa se levantó de su cama y fue directo a la habitación de sus padres, Jia la siguió. La menor abrió la puerta rápidamente y se quedaron quietas cuando vieron a los tres reír bajito.
—¡Mamá! —chilló Hyuri.
Bien, resulta que Hyuri al ser una alfa, era más apegado a su madre omega. Jia era el caso contrario, se apegó más a su padre desde pequeña. Haejoon era una combinación de las dos porque era afectuoso con ambos.
Haejoon sonrió y reposó la cabeza en el hombro de su padre, mirando a Jia. Ella le enseñó la lengua.
—Ya nos enteramos —dijo la omega, recostándose en la cama—. Tienes novio, Joon... uuuh.
—Oh, cállate. A ti te gusta Ash —molestó su hermano. Hyuri soltó unas risitas.
—No me gusta Ashton —rodó los ojos.
Los mellizos siguieron molestando hasta que Jimin los interrumpió.
—Ya, basta con eso. Si su hermana dice que no le gusta Ashton... entonces miente.
Y bueno, tal vez no fue de gran ayuda porque eso hizo reír a sus hijos y a Jungkook. Jia se llevó las manos al rostro, exasperada.
—No hablemos de eso —bufó—. Papá, si Haejoon tiene novio, yo quiero un perro.
El alfa miró a su hija con la ceja arqueada.
—Jia, sabes que a tu padre no le gustan los perros —dijo Jimin.
—Te equivocas, madre. Lo que no le gusta es limpiarles —sonrió la omega—. Pero prometo cuidarlo bien, por favor...
—¿Vas a encargarte tú, sol? —preguntó Jungkook antes de olfatear el cuello de su omega.
—Lo prometo, yo me haré cargo.
—Bien, iremos a un centro de adopción para mascotas, entonces podrás elegir.
Jia festejó en cuanto lo escuchó, los mellizos también se emocionaron.
Jimin solo estaba pensando en el desastre que sería, porque seguramente él terminaría encargándose del animal.
Mientras tanto, aprovecharía esos días de extrema limpieza.
✧✦✧
—¿Y si es muy mayor para nuestro hijo? —preguntó Jeon. El omega lo miró sin entender—. La persona con la que sale, no sabemos quién es, ni cómo es. Me asusta un poco que lastime a mi cachorro.
—Nuestro —gruñó el omega. Se acercó hasta su alfa para abrazarlo por la cintura. Jungkook olfateó el cabello rubio del más bajo—. ¿Por qué te preocupas tanto? Él es feliz, deberías confiar en él.
—¿Y si le hace algo? ¿Qué pasa si lo hiere?
—Las primeras relaciones no siempre son color de rosa, alfa. Solo tiene quince años, le falta mucho por vivir y no puedes evitar que tenga una decepción amorosa durante la adolescencia —explicó calmado, acariciando su espalda.
Jungkook besó su frente.
—¿Por qué no te noto preocupado por él? —preguntó su alfa. El omega lo miró a los ojos y acarició sus mejillas.
—No quiero que los mellizos crezcan conmigo protegiéndolos demasiado, no quiero que se vuelven temerosos cuando sean adultos. Quiero que aprendan de sus errores, eso no está mal, Jungkook. Claro que me preocupo por mis hijos, pero tengo que dejarlos equivocarse algunas veces.
Su esposo negó lentamente con la cabeza.
—Solo no quiero que Haejoon salga lastimado después de esto, es solo un niño, es un omega...
No se dio cuenta lo que había dicho hasta que dejó de sentir las delicadas manos de Jimin en su rostro. Lo vio fruncir su entrecejo.
—¿Disculpa? Espero haber escuchado mal —el rubio se apartó de él y lo miró fijo. Jungkook supo que se había equivocado cuando sintió el enojo de Jimin en su pecho—. ¿De eso se trata? ¿Porque Haejoon es un omega? ¿Piensas que no podrá defenderse por el simple hecho de no ser un alfa?
—¡No! Eso no es lo que dije —trató de replicar el mayor. Jimin lo interrumpió.
—Es lo que piensas —respondió Jimin—. Yo soy un omega también, Jungkook. Jia es igual. ¿Piensas eso de tus hijos? ¿Piensas eso de mí? Espero no haber desperdiciado estos años con un hombre que todavía no confía en mí. Su novio es un omega igual que él, y sinceramente, prefiero eso a que encuentre un alfa idiota para emparejarse.
—Jimin, no... —el alfa se llevó las manos al cabello—. Mierda, eso no es lo que quería decir.
—¿Entonces qué es? —preguntó el menor aún furioso—. Porque eso es lo que salió de tu maldita boca. ¿Actuarás diferente con Haejoon porque es un chico omega? ¿O habrá preferencia entre hermanos porque Hyuri es una alfa?
Jungkook lo miró frustrado después de lo que acababa de decir y tensó su mandíbula.
—¿Por qué carajos crees tendría preferencia entre mis hijos, Jimin? —preguntó molesto.
Y tal vez debieron bajar la voz si no querían que los adolescentes en la sala de estar se enteraran debido a la discusión que estaban teniendo. Demasiado tarde.
Jimin se recargó en la barra de la cocina.
—Porque eres un jodido arrogante —pronunció al borde de las lágrimas. Lágrimas calientes de furia.
—Nuestro hijo necesita consejos, no tus preocupaciones, Jungkook.
Ni siquiera notaron los pasos acercándose, tampoco los tres pares de ojos que los observaban angustiados. El alfa trató de acercarse a Jimin cuando notó que empezaba a sollozar, tratando de ser silencioso. El omega negó con la cabeza.
—Lo siento, omega, siento mucho lo que dije, no era esa mi intención.
—¿Entonces cuál fue? Ya tuve suficiente de las miradas y los prejuicios que recibí toda mi vida por ser un omega hombre —sollozó—. No quiero eso para mi hijo, no quiero eso para ninguno. Pero tú eres mi alfa y su padre, tendrías que ser diferente.
El rubio se dejó envolver por los brazos de su pareja y lloró silenciosamente en su pecho. Jungkook acarició su cabello y se agachó para susurrar.
—Confío en ti, amor, y también confío en Haejoon, en serio lo lamento mucho —olfateó detrás de su oído—. Los amo por igual, a cada uno de los tres, jamás podría preferir a uno solo. Y lo siento tanto si alguna vez sentiste que no confiaba en ti, eres mi omega, te conozco mejor que nadie... sé que podrías incluso ser mejor que un alfa.
Jungkook besó delicadamente su cuello y luego se separó para mirar sus ojos azules.
—¿Crees que soy un simple omega indefenso? —preguntó el menor.
—Para nada, eres la persona más valiente que he conocido —murmuró su esposo, besando sus párpados—. No tienes miedo de decir las cosas que piensas, no lo dudas dos veces antes de defenderme a mi o nuestros hijos. Tampoco te asusta mostrarte como realmente eres y en serio estoy enamorado de cada parte de ti.
El alfa tomó su pequeña mano y besó el dorso de esta. Jimin lo miró a través de las lágrimas.
—Prometo no volver a dudar de ustedes —dijo bajito—. ¿Puedes perdonarme?
—Quiero que me lo demuestres, solo así podría disculparte —Jungkook estuvo de acuerdo con eso.
—Ahora, solo bésame y volvamos antes de que se den cuenta.
El alfa hizo lo que pedía su omega y lo tomó de la cintura para acercarlo más, besando tiernamente los gordos labios de su esposo. No alargaron demasiado el beso porque una voz los interrumpió y ellos se separaron asustados.
—Papá... —dijo Jia.
Ellos miraron a su hija mayor y luego las cabezas que se asomaban detrás de ella, quienes los miraban tristes.
—¿Hace cuánto están ahí? —preguntó su padre. Los tres se miraron indecisos hasta que Hyuri decidió hablar.
—Tal vez... desde que empezaron a discutir —murmuró al alfa tímida, jugando con sus manos—. No queríamos entrometernos, lo sentimos.
Jimin secó su rastro y estiró sus brazos, llamándolos. Jia fue la primera en acercarse, quien se refugió entre los brazos de su madre, calmándose con su aroma. Hyuri fue la siguiente, uniéndose al abrazo de su hermana y su mamá. Jimin las abrazó a ambas como podía.
—Yo nunca he pensado que Haejoon es más débil, mamá —la voz de Hyuri sonó amortiguada por su hombro. Jimin besó su cabello como respuesta.
Jungkook miró al adolescente, quien lo miraba angustiado, jugando nerviosamente con sus pies. El alfa supo que debió haber escuchado, así que formó una sonrisa tensa y caminó hasta él.
Al pequeño omega se le cortó la respiración cuando su padre lo abrazó. Él correspondió de inmediato.
—Perdón por todo lo que acabas de escuchar, cachorro —murmuró el mayor—. Tu madre y yo solo queremos lo mejor para ti y no quiero que dudes nunca de lo orgulloso que estoy de los tres.
—¿Crees que soy igual de valiente que mamá? —preguntó en voz baja. Eso hizo sonreír a Jungkook.
—Lo heredaste de él. No todos son lo suficiente valientes para admitir lo que sienten, pero tú si —el alfa lo tomó de los hombros—. Ahora, preparémonos para recibir a tu... novio.
Gruñó lo último y eso hizo reír a Haejoon.
✧✦✧
Entonces, el viernes llegó más rápido de lo esperado.
Todos se pasaron el día entero limpiando por ordenes de su madre. Jungkook fue quien más se quejó porque odiaba limpiar. Sus hijos reían cuando escuchaban a Jimin regañándolo desde la cocina.
Así que cuando el sol se ocultó y la hora de llegada del omega desconocido estaba cerca, todos subieron a sus habitaciones para alistarse.
Por obvias razones, Haejoon fue el que más se tardó, estaba demasiado nervioso y los comentarios de sus hermanas no ayudaban mucho.
Jimin sonrió cuando lo vio bajando las escaleras y se volteó rápidamente para que su hijo no notara la expresión en su rostro.
Todos estaban demasiado inmersos en los últimos detalles, Jungkook y Jia poniendo la mesa. Jimin y Hyuri asegurándose de que todo estuviera en orden con la cena.
Haejoon solo se mordía las uñas, mirando fijamente la puerta.
Se tensaron cuando tocaron el timbre de la casa. Dejaron de hacer lo que estaba haciendo cada quien y guardaron silencio hasta que el timbre fue tocado de nuevo. Eso pareció sacarlos de su ensoñación.
Jia fue la primera en correr.
—¡Yo abro!
—¡No! Yo abro —gritó Haejoon.
—¡Jungkook! —llamó Jimin—. Abre tú.
—Oh por Dios —exclamó el alfa frustrado—. Decídanse.
No esperó a que sus hijos contestaran porque los apartó rápidamente de la puerta y los miró con advertencia antes de abrirla. Pareció ser una escena en cámara lenta, el alfa tensó su mandíbula para verse intimidante y Jia chilló nerviosa. Haejoon solo esperaba que no dijeran nada demasiado vergonzoso.
El omega más pequeño se mordía las uñas cuando su padre por fin abrió la puerta y dejó ver a quien se encontraba detrás.
Un chico que lucía de la misma edad que Haejoon los miraba con una sonrisa tímida.
Tenía el cabello oscuro y liso, grandes ojos azules bastante llamativos y portaba un piercing en la ceja izquierda. En definitiva, era más alto que Haejoon y aunque olía como un omega, su aspecto se asemejaba más al de un beta. Más alto y no tan curveado como la mayoría de los omegas, podría decirse que tenía rasgos más fuertes y no tan delicados como los del omega pelinegro.
Jungkook lo miró desde los pies a la cabeza y eso hizo sentir un poco incómodo al chico, quien se encogió en su lugar.
—Hola —saludó—. No sé si me equivoqué de casa, pero estoy buscando a Haejoon —explicó con timidez.
El alfa que lo observaba estaba a punto de hablar pero su hijo se adelantó y salió, colocándose frente a su padre. El omega menor miró al chico y este sonrió en cuanto lo vio.
—Si es aquí —el omega más bajo se acercó y se levantó de puntitas para besar la mejilla del más alto. Bien, tal vez no hubiese sido ahí si su padre no estuviera mirando. Se dio la vuelta, observando al alfa—. Papá, él es Mingi. Mingi... él es mi papá.
—Mucho gusto, señor —levantó su mano y Jungkook la estrechó, mirándolo con los ojos entrecerrados—. Soy... la pareja de Haejoon.
—El gusto es mío —exclamó grave—. Pasa, por favor.
Los tres entraron de nuevo a la casa y fueron recibidos por un Jimin muy sonriente.
—Mingi, él es mi mamá —exclamó orgulloso—. Mamá, él es Mingi.
El pelinegro estaba a punto de responder, pero fue tomado por sorpresa cuando Jimin lo abrazó. Él se quedó quieto sin saber que hacer, miró a Haejoon.
—Papá, dile a mamá que es suficiente —pidió. El alfa acarició la cintura de su esposo.
—Amor, deja que nuestro invitado se sienta cómodo —murmuró cerca de su oído. El rubio asintió y se separó.
—Mucho gusto, Mingi. Soy Jimin, originalmente Park —sonrió—. Estás en tu casa, ponte cómodo.
El omega mayor se alejó, seguido de su alfa. Ambos caminaron hasta la cocina. Se escuchó un carraspeo que interrumpió a los dos tímidos omegas que se observaban enamorados.
—Oh, es cierto —recordó—. Ella es mi hermana mayor, Jia —presentó.
La nombrada estiró su brazo y Mingi estrechó su mano amablemente a modo de saludo. Miró detrás de la chica y saludó con su mano a quien lo miraba.
—Hola, Hyu.
Eso hizo reaccionar a Jia, quien miró a la alfa de forma interrogatoria.
—¿Ya se conocían? —preguntó confundida.
Hyuri elevó su mentón.
—Yo se lo presenté —dijo orgullosa.
Haejoon tomó de la mano al omega más alto para llevarlo hasta el comedor. Tomaron asiento, uno al lado del otro. Mientras tanto, Jia miraba a su hermana con una mueca clara de indignación.
—Lo supiste todo este tiempo y no dijiste nada. Eres una traidora.
—No, no lo soy. Somos mellizos, nos contamos todo —peinó su cabello largo. La chica se alejó, despidiéndose de su hermana mayor. Tomó asiento a un lado de Mingi.
Jimin salió de la cocina.
—Espero que te gusta la lasagna porque es lo que preparé —mencionó—. Y si no, bien puedes irte de mi casa.
Claramente bromeaba, Haejoon se golpeó la frente, pero Mingi solo soltó unas risitas.
—Por supuesto, me gusta.
Así que los mayores tomaron asiento igual que ellos. Y realmente era difícil compartir una mesa con cuatro adolescentes que reían de cualquier cosa y el alfa miraba a su omega en busca de respuestas porque no entendía.
Cuando sus platos estuvieron llenos, todos empezaron a comer. Con Jungkook mirando fijamente al pobre chico que murmuraba bajo para hacer reír a Haejoon.
Jimin golpeó la rodilla de su esposo debajo de la mesa al ver que estaba fulminando con la mirada al omega de cabello oscuro. Jungkook trató de controlarse más, tratando de no portarse demasiado posesivo con su hijo.
—Esto está delicioso, señor Park —halagó probando bocado.
—Jeon —corrigió Jungkook con un gruñido bajo.
—Alfa, él puede llamarme como quiera —regañó Jimin—. Y muchas gracias, aunque también puedes decirme Jimin, no me molesta.
—Bien, Jimin... su lasagna es deliciosa.
El rubio sonrió agradecido y siguió comiendo, hasta que su esposo decidió intervenir.
—Entonces, cuéntanos de ti —pidió Jungkook.
El chico pareció pensarlo unos segundos.
—Mi nombre es Song Mingi, tengo 16 años y soy originalmente de Bucheon-si, pero me mudé a Londres cuando cumplí siete años —explicó sencillo.
—¿Y tus padres? ¿De qué trabajan? —volvió a preguntar el pelinegro, tomando con su tenedor una porción de comida.
—Mi madre omega es veterinaria y mi madre alfa es abogada —respondió de inmediato—. Están emocionadas por conocer a Haejoon.
—¿Ellas saben de tu relación con mi hijo?
Mingi tomó la mano del omega pelinegro y acarició el dorso de esta.
—Ellas saben que estoy con él y están felices por eso, me apoyan.
—Así debe ser —intervino Jimin—. Quiero decir, ambos estamos muy orgullosos de Haejoon también, nos alegra que tu familia lo acepte. Podrías invitarlas algún día, nos encantaría conocer a tus mamás.
—Estoy seguro que aceptarán su invitación.
Y bien, así pasó la velada. Entre comentarios sarcásticos por parte de los mellizos, susurros entre la pareja de omegas, chistes malos de Jia, un Jungkook mirando amenazante al novio de su hijo y un Jimin muy feliz por tener a su familia junta.
Así que, una vez acabada la cena, todos levantaron sus platos y Mingi ofreció su ayuda para levarlos junto con Hyuri, sin embargo, el alfa interrumpió.
—Mingi, ¿puedes venir un momento? —llamó Jungkook. El pelinegro asintió indeciso, pero siguió al mayor al patio trasero.
La brisa de la noche los golpeó en la cara y el omega peinó su cabello con timidez.
—¿Va a preguntarme las intenciones que tengo con su hijo?
El alfa se dio la vuelta y lo observó, cruzándose de brazos.
—Eso es exactamente lo que voy a hacer —explicó seguro—. Necesito saber que Haejoon está bien contigo.
—Él me lo ha dicho, Joonie ha mencionado en varias ocasiones lo feliz que es —los ojos del omega parecieron brillar en medio de la noche. Como si las estrellas iluminaran sus ojos—. Y créame cuando le digo que mis intenciones con él no son malas, yo... lo quiero, sé que somos muy jóvenes pero, Haejoon me gusta mucho —sinceró bajito.
Jungkook suspiró y asintió despacio con la cabeza.
—Será difícil, Mingi, no todos pensamos igual que tu familia o como nosotros. Tendrás que acostumbrarte a las miradas de la gente, sencillamente porque ellos no lo entienden —exclamó el alfa en tono grave—. Y ambos deben ser fuertes para enfrentar todo eso, porque lo harán juntos. ¿Entiendes?
—Lo entiendo, señor —asintió de inmediato—. En serio haré lo que sea para que Haejoon se mantenga a salvo. Y también para sentirme parte de... su familia.
Por primera vez en la noche, Jungkook sonrió al mirar al omega de cabello oscuro. El alfa se acercó hasta él y Mingi se quedó estático cuando el hombre le pasó un brazo por los hombros.
—Considérate parte desde ahora —palmeó su espalda—. Pero no porque seas un omega significa que no te mantendré vigilado.
Ellos rieron mientras volvían a entrar a la casa. Jimin los miró con los ojos muy abiertos a ambos y se acercó para abrazar a su esposo, besando sus labios y susurrando un suave "gracias".
Haejoon también abrazó a su pareja, escondiendo su rostro en el cuello del omega más alto. Mingi acarició su cabello y miró a Jungkook, quien le guiñó un ojo.
Y entonces sabían que todo estaría bien porque apenas comenzaba. Dulces recuerdos que los formarían a ellos, volviéndolos permanentes.
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